Horribles relatos de una mente sin remedio: El Viejo
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sábado, 1 de septiembre de 2012

El Viejo



El turno acontecía normalmente, los enfermos y accidentados entraban y salían, la sala de emergencias como de costumbre, con la luz roja… todos corriendo, de un lado a otro, pero sin atender a nadie en verdad…


El viejo Juan (como yo lo llamaba) regresaba nuevamente de su tratamiento de diálisis al pabellón de cuidados delicados situado junto a el área de emergencias, yo siempre le veía pasar, nunca levantaba ni un dedo, solamente lo movían en su cama, apenas y ab
ría los ojos, apenas y me seguía con la mirada, no entendía el porque seguir manteniéndolo vivo, nunca llego ningún familiar ni nadie a visitarlo, su seguro medico era lo único que aparentemente le acompañaba, de seguro, y lo pensé muchas veces, si yo fuese capaz de sentir lastima, la habría sentido por aquel infeliz viejo…

Aquella noche no pude concentrarme, sus ojos grises parecían mas pendientes de mi que de costumbre… Que era lo que tanto me observaba? No lo entendía. Seguí haciendo mi trabajo, intentando ignorar a aquel viejo, pero la idea me daba vueltas en la cabeza…

Es curioso que una persona como yo se dedique a ayudar a los demás, algo incluso irónico podría decir, las personas siempre me saludan balbuceando las palabras, es como si te vieran y te escupieran un “buenos días” a la cara, no importa que deje de contestarles, siempre lo hacen, no entiendo el porque no dejan de hacerlo; pero, aquel viejo, es diferente en ese aspecto, el no me saluda al verme, solo me observa, claro, apenas y puede abrir la boca sin pronunciar palabra alguna, pero, parece no tener intenciones de hacerlo, solo me observa, no importa cuantos le rodeen, su mirada cansada no se aparta de mi, justo como ahora, estoy lleno de documentos y al levantar la vista me encuentro con la de el…

Tiene dos meses de estar internado en este pabellón, los riñones ya no le sirven y los pulmones apenas y se contraen, la mascara de oxigeno parece haberse vuelto parte de el, así como los monitores que lo sentencian, una perdida valiosa de recurso tomando en cuenta los costos operativos y de diálisis, de todas maneras, el viejo va a morir; creo que lo sabe, por eso me observa, quiere que yo se lo diga, o acaso quiere que yo le ayude con una piadosa eutanasia?, pero no, no lo hare, no vale la pena arriesgar tanto…

Pero, su mirada no muestra desesperación, es mas como una repulsiva humanidad; pero, ahora entiendo, las enfermeras antes le saludaban, le decían los típicos buenos días y el como se siente hoy?, pero la costumbre perdió ante la frialdad de aquel viejo, logro hacer que dejaran de saludarle, ni yo he tenido éxito en eso, pero yo soy ahora al único que se acerca, llego a su cama y lo tomo de su endeble y huesuda mano, tomo su pulso, casi como una cuenta regresiva, toco su frene para saber su temperatura, y veo sus ojos para observar la dilatación de sus pupilas, si, hay instrumentos que hacen esto, pero yo siempre lo hago así porque de cierta manera la muerte se hace mas palpable, cada vez que lo hago me pregunto, que lo mantiene vivo? Porque aun no muere?, llego y salgo sin decir ni una palabra, por eso me observa, por eso me esta observando en este justo momento, piensa que yo he sido el único amable, pero se equivoca, lo único que me interesaba es estar presente en el momento de su muerte, ver cuando sus ojos se apagan, como el pecho se detiene, y escuchar ese ultimo quejido aspirando profundo como quien se ahoga en la muerte e intenta aspirar un sorbo de vida…

Yo solo quería verlo morir, y el viejo pensó que yo era amable, me causa repulsión el pensar eso, y me causa mayor repulsión ahora su mirada, ya no soporto que me mire…

Recojo mis cosas y doy por concluido mi trabajo, mi turno apenas comenzaba, pero definitivamente no lo podre terminar hoy, hago algunos arreglos y prefiero hacer un turno de 24 horas…

Al día siguiente, llego nuevamente a mi lugar de trabajo, “buenos días”, “buenos días”, paso de largo sin contestar a nadie, nunca aprenden, pero cuando llego frente a la habitación del viejo el ya no esta, las enfermeras están aseando su cama y calibrando nuevamente los monitores, pregunto y me responden por el: “El Señor murió anoche, estuvo agonizando casi cinco horas, parece que una ulcera en la pared estomacal le causo un sangrado interno que no había manera de controlar, quisimos darle analgésicos pero no se dejo, rechazo todo lo que le dábamos, lo único que hacia era retorcerse del dolor y no dejaba de gritar su nombre, lo llamo toda la noche, quisimos contactarlo pero no nos fue posible, murió hace un poco mas de una hora…”

El viejo murió gritando mi nombre, anhelando mi presencia, y yo pase todos estos días pensando en su nombre, anhelando su muerte…
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1 comentarios:

Arcana dijo...

Odioso, engreido y queridisimo amigo, regresa pronto, te extraño montones... que te están haciendo en ese lugar? Extraño tus regaños y tu humor perverso... Regresa pronto, por aquí andaré vagando, a ver si te encuentro en algún sueño otra vez...

Te quiero montones, no lo olvides...

La Pascuala

http://www.youtube.com/watch?v=z3v1-Tj2boY&feature=fvst

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